Tony Hillerman: un gigante literario del suroeste de las alturas
Primeros años e inspiración
Tony Hillerman, el reconocido autor de novelas de misterio protagonizadas por detectives nativos americanos, encontró su inspiración en los paisajes desérticos de las tierras altas del suroeste de Estados Unidos. Nacido en Oklahoma, Hillerman se trasladó a Nuevo México en la década de 1950 y se sumergió profundamente en la rica historia y las diversas culturas de la región.
Albuquerque: una ciudad de contrastes
Hillerman se estableció en Los Ranchos de Albuquerque, un pequeño pueblo en las afueras de la bulliciosa ciudad de Albuquerque. La altitud de la ciudad, conocida como «a un kilómetro de altura», las noches frescas y el clima seco le atrajeron, al igual que las montañas circundantes, el Río Grande y el sombreado bosque a lo largo de sus orillas.
A pesar de su proximidad a Albuquerque, Los Ranchos conservó su carácter rural, con acequias de riego que aún llevan agua a los campos de cultivo y jardines. Sin embargo, los servicios de la ciudad también estaban al alcance de la mano, proporcionando a Hillerman una mezcla única de vida rural y urbana.
Un tapiz de culturas
El suroeste es famoso por su herencia multicultural, y Los Ranchos no fue una excepción. Los pueblos indígenas de los indios pueblo rodeaban el pueblo, y sus idiomas y tradiciones enriquecían la cultura local. Hillerman atribuyó a los frailes franciscanos que acompañaron a los conquistadores españoles el fomento de este multiculturalismo, argumentando que reconocían a los indios pueblo como «Gente de razón» y los trataban con respeto.
El Tratado de Guadalupe Hidalgo y los derechos sobre la tierra
El Tratado de Guadalupe Hidalgo, firmado al final de la Guerra México-Estadounidense, jugó un papel fundamental en la preservación de los derechos de agua de los indios pueblo y los colonos españoles en el suroeste. El tratado garantizaba que los derechos otorgados por el rey español a estos grupos serían respetados bajo la ley estadounidense. Por lo tanto, las acequias que regaban Los Ranchos continuaron fluyendo, asegurando la supervivencia del patrimonio agrícola del pueblo.
La era atómica y el desarrollo de alta tecnología
En la década de 1940, el desarrollo de la bomba atómica trajo consigo cambios significativos en Albuquerque. El Laboratorio de Los Álamos se estableció en la cima de la meseta de Pajarito, y la Base de la Fuerza Aérea de Kirtland y el Laboratorio de Sandia se construyeron cerca. La afluencia de científicos, ingenieros y otros trabajadores altamente calificados transformó Albuquerque en un importante centro de industrias de alta tecnología.
El ferrocarril y la división de Albuquerque
La llegada del Ferrocarril Atchison, Topeka y Santa Fe en la década de 1880 tuvo un profundo impacto en Albuquerque. La compañía ferroviaria decidió construir su depósito y otras instalaciones en el lado este del río, lo que llevó a la creación de «New Town». El asentamiento original, ahora conocido como «Old Town», se convirtió en una entidad separada. Si bien un servicio de tranvía conectaba las dos áreas, la división entre New Town y Old Town persistió.
Sandia Mountain: una maravilla natural
Sandia Mountain, que se eleva a más de 3350 metros en el extremo oriental de Albuquerque, fue una fuente constante de inspiración para Hillerman. Sus imponentes acantilados, pintados de rojo por el sol poniente, le dieron su nombre («Sandia» significa «sandía» en español). La montaña ofrece impresionantes vistas del paisaje circundante, desde la sagrada Montaña Turquesa hasta las luces distantes de Santa Fe y Los Álamos.
Los espacios vacíos
Más allá del ajetreo y el bullicio de Albuquerque se extienden vastas extensiones de tierras vacías, incluidas montañas, mesetas y llanuras. Hillerman encontró consuelo e inspiración en estos lugares vírgenes, valorando su silencio y soledad. Desde Los Ranchos, estos espacios vacíos eran fácilmente accesibles, proporcionando un refugio del mundo moderno.
El legado de Hillerman
Las 18 novelas de misterio de Tony Hillerman protagonizadas por Jim Chee y Joe Leaphorn han vendido millones de copias en todo el mundo. Su trabajo no solo ha entretenido a los lectores, sino que también ha arrojado luz sobre la rica historia, las diversas culturas y la belleza ambiental del suroeste de Estados Unidos. El legado de Hillerman como gigante literario de la región continúa inspirando y cautivando a los lectores hasta el día de hoy.