Arqueología: Descubriendo la historia humana
Los orígenes de los humanos
Los arqueólogos han cambiado su enfoque de Europa a África para descubrir los orígenes de los humanos. El descubrimiento del Niño de Taung en Sudáfrica en 1924 revolucionó nuestra comprensión de la evolución humana, desplazando el enfoque hacia las «Cunas de la humanidad» de África.
Hoy en día, hay varios fósiles candidatos para el homínido más antiguo, que datan de hace 5 a 7 millones de años. El descubrimiento de «Ardi» en 2009 proporcionó nueva información sobre la evolución de la marcha en los homínidos.
Evolución humana
El ritmo de los descubrimientos arqueológicos es más rápido que nunca. Nuevas investigaciones han llevado a revisiones significativas de nuestra comprensión de la evolución humana.
En África, los descubrimientos de nuevos fósiles de homínidos han ampliado nuestro conocimiento sobre nuestros antepasados. Los australopitecinos como Australopithecus deryiremeda y Australopithecus sediba han remodelado el árbol genealógico humano.
Las perspectivas sobre el Homo sapiens también han cambiado. Los fósiles de Marruecos sugieren que nuestra especie surgió en África hace unos 300.000 años, antes de lo que se pensaba anteriormente. Los descubrimientos de Europa y Asia, incluidos los enigmáticos «hobbits» de Flores y los denisovanos de Siberia, indican que nuestros antepasados pueden haberse encontrado con otros homínidos a medida que se expandían fuera de África.
ADN antiguo
El auge del ADN antiguo ha revolucionado la investigación arqueológica. Desde 2010, la secuenciación de genomas humanos antiguos ha proporcionado nueva información sobre los orígenes de nuestra especie y su historia temprana.
El ADN antiguo ha revelado que los humanos modernos y los neandertales se cruzaron durante la última Edad de Hielo, y muchas personas hoy poseen algo de ADN neandertal. También ha identificado a los misteriosos denisovanos, que se cruzaron con nosotros y los neandertales.
El ADN antiguo ahora se está extrayendo de diversas fuentes, incluida la suciedad de las cuevas y el chicle, lo que brinda nuevas perspectivas sobre las relaciones individuales y familiares, así como sobre las dietas y enfermedades antiguas.
Biomoléculas
El ADN no es la única molécula que está revolucionando el estudio del pasado. La paleoproteómica, el estudio de proteínas antiguas, ha relacionado a un simio extinto de 2,7 metros de altura y 590 kilogramos de peso con los orangutanes actuales.
El cálculo dental ha revelado información sobre las dietas antiguas, incluido el consumo de leche, y ha arrojado luz sobre el microbioma intestinal humano. Los residuos de lípidos atrapados en la cerámica han proporcionado información sobre los orígenes del consumo de leche y el uso de ollas antiguas como biberones.
Macrodatos
Los arqueólogos también están utilizando macrodatos para revelar patrones a gran escala. La fotografía aérea y las imágenes satelitales permiten a los investigadores descubrir nuevos sitios y monitorear los existentes que están en riesgo. Los drones proporcionan vistas detalladas de los sitios, lo que ayuda a comprender su construcción y a combatir el saqueo.
La tecnología LIDAR crea mapas 3D de paisajes, revelando ciudades antiguas escondidas en una densa vegetación. El radar de penetración terrestre detecta estructuras enterradas sin excavación. Equipos de arqueólogos están combinando grandes conjuntos de datos para comprender los impactos humanos en el planeta durante miles de años.
Nuevas conexiones
Los avances tecnológicos están fomentando nuevas conexiones entre investigadores. La inteligencia artificial se está utilizando para identificar imágenes antiguas en Perú. El crowdsourcing está ayudando a encontrar nuevos sitios arqueológicos.
Las alianzas entre arqueólogos y especialistas científicos están dando lugar a investigaciones innovadoras. El movimiento Ciencia Abierta promueve el intercambio de datos y la accesibilidad. Los programas de arqueología pública, las excavaciones comunitarias y las colecciones de museos digitales están haciendo que la arqueología sea más accesible.
Estudiar el pasado para cambiar nuestro presente
La investigación arqueológica proporciona información sobre el cambio climático y cómo los pueblos antiguos hacían frente a entornos desafiantes. Los estudios han demostrado que las prácticas tradicionales como la trashumancia pueden promover la biodiversidad y los paisajes saludables.
Los arqueólogos están aportando sus métodos, datos y perspectivas para crear una visión de un planeta menos dañado y más justo. Al estudiar el pasado, podemos aprender de los éxitos y fracasos de nuestros antepasados y trabajar hacia un futuro mejor.