La escurridiza fresa almizclera: la búsqueda de un horticultor
La promesa de un sabor perdido
En el ámbito de la horticultura, Harry Jan Swartz, un dedicado profesor de la Universidad de Maryland, se ha embarcado en una ambiciosa misión: resucitar el escurridizo sabor de la fresa almizclera, una fruta adorada por Jane Austen y sus contemporáneos.
Un manjar histórico
La fresa almizclera, conocida como Fragaria moschata, fue ampliamente cultivada en Europa desde el siglo XVI hasta mediados del XIX. Apreciada por su intenso aroma y su sabor único, a menudo se la mencionaba en la literatura, incluyendo «Emma» de Jane Austen, donde se la describe como «infinitamente superior» a otras variedades.
Barreras para el cultivo
A pesar de su popularidad, la fresa almizclera enfrentó desafíos en el cultivo comercial debido a su bajo rendimiento y su susceptibilidad a plagas y enfermedades. Además, sus inusuales requisitos de polinización y su composición genética dificultaban su hibridación con variedades modernas de fresa.
La búsqueda de Swartz
Sin dejarse intimidar por estos obstáculos, Swartz lanzó un programa privado de mejoramiento en 1998 con el objetivo de crear un híbrido de fresa almizclera que combinara el sabor deseado con la firmeza y el rendimiento de los cultivares modernos.
Estrategias de mejoramiento
Las estrategias de mejoramiento de Swartz implicaron cruzar fresas almizcleras con especies de fresas silvestres y alpinas, utilizar colchicina para aumentar el número de cromosomas en los híbridos y seleccionar plantas con rasgos deseables. Eligió deliberadamente entornos de cultivo desafiantes para probar la resistencia de sus híbridos.
Los desafíos del mejoramiento de la fresa almizclera
Aumentar el tamaño y la firmeza de los híbridos de fresa almizclera mientras se preservaba su sabor demostró ser un delicado acto de equilibrio. Las plantas de fresa producen cantidades limitadas de fotosintatos, que distribuyen al rendimiento, la firmeza o la dulzura. Swartz buscaba optimizar las tres cualidades, una hazaña poco común en el mejoramiento de la fresa.
Una década de prueba y error
Durante más de una década de arduo trabajo, Swartz probó aproximadamente 100.000 bayas, muchas de ellas poco apetitosas, en busca de la combinación perfecta de rasgos. Seleccionó meticulosamente semillas de las frutas más prometedoras y las cultivó en nuevas generaciones de híbridos.
Un momento de triunfo
Después de siete años de incansables esfuerzos, Swartz finalmente logró un gran avance. Descubrió una baya cónica de tamaño mediano con un intenso aroma y sabor a fresa almizclera. Este descubrimiento marcó un hito significativo en su búsqueda.
Progreso continuo
El trabajo de Swartz continuó con más cruces y refinamientos. Identificó tres híbridos de almizcle con características excepcionales y comenzó a propagarlos para su lanzamiento comercial. Es optimista sobre el desarrollo de un híbrido de almizcle con rendimiento, tamaño y vida útil comercialmente viables en los próximos años.
El futuro de las fresas almizcleras
Si bien el objetivo final de Swartz es llevar la fresa almizclera de nuevo al frente del mercado de la fruta, reconoce los desafíos de introducir nuevas variedades a los consumidores acostumbrados a los sabores suaves de las fresas modernas. Sin embargo, su pasión por la fresa almizclera y su inquebrantable dedicación a su oficio continúan impulsándolo hacia adelante.