Raros vestigios físicos de crucifixión romana descubiertos en Gran Bretaña
Hallazgo de esqueleto crucificado
Unos arqueólogos han hecho un notable descubrimiento en Cambridgeshire, Inglaterra: el esqueleto de un hombre que fue crucificado durante el Imperio Romano. Este hallazgo representa uno de los pocos vestigios físicos que han perdurado de este antiguo castigo.
El esqueleto, conocido como Esqueleto 4926, fue hallado con un clavo atravesándole el hueso del talón, una señal inequívoca de crucifixión. Este descubrimiento aporta pruebas tangibles de cómo se llevaba a cabo la crucifixión, que hasta ahora se conocía principalmente a través de relatos históricos.
Contexto arqueológico
Los vestigios arqueológicos de crucifixión son escasos porque a menudo no se sepultaba adecuadamente a las víctimas. Además, en la mayoría de las crucifixiones se utilizaban cuerdas en lugar de clavos para atar al condenado a la cruz.
Este descubrimiento en particular es significativo porque aporta pruebas físicas de una crucifixión que se llevó a cabo con clavos. También arroja luz sobre las prácticas de enterramiento de las víctimas de crucifixión, a las que a menudo se les negaban los ritos adecuados.
Contexto histórico
La crucifixión era una forma común de ejecución en el Imperio Romano, reservada a esclavos, cristianos, extranjeros, activistas políticos y soldados deshonrados. Se consideraba un castigo vergonzoso y bárbaro.
Las víctimas de la crucifixión solían morir por asfixia, pérdida de fluidos corporales o fallo orgánico. El proceso podía durar desde tres horas hasta cuatro días.
El descubrimiento del Esqueleto 4926 nos ofrece una visión de la cruda realidad de la crucifixión romana. El cuerpo del hombre mostraba signos de sufrimiento extremo, como infección, inflamación y heridas de espada.
Examen físico
Los investigadores descubrieron que las piernas del hombre presentaban signos de infección o inflamación, posiblemente causados por ataduras o grilletes. Seis de sus costillas estaban fracturadas, probablemente por golpes de espada.
El cuerpo del hombre fue enterrado junto a una tabla de madera y rodeado de 12 clavos que probablemente fueron retirados después de descolgarlo de la cruz. Una hendidura más pequeña junto al orificio principal de su talón sugiere un intento fallido de clavarlo a la tabla.
Adelgazamiento de los huesos
Ingham, el director del proyecto en Albion Archaeology, señala que el adelgazamiento de los huesos del hombre indica que probablemente estuvo encadenado a una pared durante mucho tiempo antes de ser crucificado.
Este hallazgo sugiere que el hombre pudo haber sido esclavo o prisionero antes de su ejecución.
Análisis de ADN
El análisis de ADN reveló que el Esqueleto 4926 no estaba relacionado genéticamente con ninguno de los otros cuerpos encontrados en el yacimiento, pero formaba parte de la población nativa de la zona.
Esto sugiere que el hombre no era un ciudadano romano, sino un habitante local que fue víctima del brutal castigo del imperio.
Legado de la crucifixión romana
El descubrimiento del Esqueleto 4926 sirve como recordatorio de los horrores de la crucifixión romana y del peaje humano que supuso para las poblaciones marginadas.
Duhig, un arqueólogo de la Universidad de Cambridge, señala que ni siquiera los habitantes de los pequeños asentamientos situados en los confines del imperio podían escapar del castigo más bárbaro de Roma.
Se espera que los hallazgos del equipo se publiquen en una revista académica el año que viene, lo que proporcionará más información sobre la práctica de la crucifixión en el mundo antiguo.