Invitación a escribir: ¿Condenada por las bolas de matzá?
La melancolía de las bolas de matzá
Por Evelyn Kim
Las citas pueden ser un campo minado y, a veces, las cosas más inesperadas pueden echar todo a perder. Para mí, fueron las bolas de matzá.
Salí con un hombre durante años y, a pesar de estar comprometida en un momento, nunca me sentí realmente aceptada por su familia. Y la bola de matzá era el símbolo definitivo de mi condición de forastera.
No importa cuántas veces lo intentara, no podía hacer una bola de matzá decente. Eran densas, gomosas y se parecían más a la pegamento de colegio que a algo comestible.
Busqué consejo en todo el mundo: madres, tías, rabinos, incluso en la tienda coreana de la esquina. Pero nada funcionó. Empecé a sospechar que el secreto de las bolas de matzá ligeras y esponjosas era un secreto familiar bien guardado, que solo se revelaba a los que se convertían al judaísmo.
Durante años, culpé a mi falta de habilidades culinarias. Tal vez tenía la sémola de matzá equivocada, o los huevos eran demasiado viejos. Pero después de que nos separamos, me di cuenta de que el problema no era yo.
Las sutiles indirectas de su familia y las constantes comparaciones con sus exnovias judías dejaron claro que yo nunca iba a ser una de ellas. Y la bola de matzá era un recordatorio constante de ello.
La epifanía de la quenelle
Meses después de nuestra ruptura, me encontré llorando en un cuenco de sopa de bolas de matzá en una tienda. Extrañaba todo de él, incluso su neurótica familia y su gato apestoso. Pero sobre todo, extrañaba las bolas de matzá.
En un momento de desesperación, me di cuenta de que la respuesta había estado frente a mí todo el tiempo. Esas estúpidas quenelles que había pedido en nuestra primera cita tenían la clave.
Erróneamente, había asumido que las quenelles eran un pretencioso manjar francés. Pero eran simplemente albóndigas, hechas con un rebozado ligero y esponjoso. Me di cuenta de que si hacía bolas de matzá como quenelles, serían perfectas.
La redención de las bolas de matzá
Con renovada determinación, reuní mis utensilios y me dispuse a conquistar la bola de matzá. Fue un proceso desordenado, con claras de huevo volando por todas partes y grasa de pollo pegada en mi pelo. Pero a las 4:30 de la mañana, tenía mi sopa.
Y era perfecta. Por fin había dominado la escurridiza bola de matzá. Ya no estaba condenada por la sopa.
Secretos de las bolas de matzá revelados
Este es el secreto para hacer la bola de matzá perfecta:
Ingredientes:
- 4 huevos grandes, separados
- 1/4 taza de schmaltz (grasa de pollo derretida), a temperatura ambiente
- 2 cucharadas de perejil italiano, picado
- 1/2 cucharadita de sal
- Pimienta negra recién molida
- 2/3 taza de sémola de matzá sin sal
Instrucciones:
- En un cuenco mediano, bate las yemas de huevo, el schmaltz, el perejil, la sal y la pimienta.
- En un cuenco aparte, bate las claras de huevo hasta que se formen picos rígidos.
- Incorpora suavemente las claras de huevo a la mezcla de yemas de huevo, alternando con la sémola de matzá, en tres tandas.
- Cubre y refrigera durante al menos 2 horas o toda la noche.
- Lleva a ebullición una olla grande con agua salada o caldo de pollo.
- Con las manos húmedas, forma la mezcla en bolas, de aproximadamente 1 1/4 pulgadas de diámetro.
- Echa las bolas de matzá en el líquido hirviendo y reduce el fuego a medio-bajo.
- Cuece a fuego lento durante unos 30 minutos, dando la vuelta a las bolas una vez.
- Escurre y sirve inmediatamente con la sopa de pollo de tu elección.
Consejos:
- Para obtener las bolas de matzá más esponjosas, utiliza schmaltz (grasa de pollo derretida).
- No mezcles demasiado la masa, ya que esto hará que las bolas de matzá sean duras.
- Deja enfriar la masa durante al menos 2 horas antes de cocinarla, ya que esto ayudará a que las bolas de matzá mantengan su forma.
- Cocina las bolas de matzá en agua hirviendo a fuego lento o en caldo de pollo para evitar que se deshagan.
Con estos consejos, podrás hacer bolas de matzá perfectas cada vez, sin importar tus habilidades culinarias. Así que la próxima vez que te sientas condenada por la sopa, recuerda que el secreto de las bolas de matzá ligeras y esponjosas reside en la quenelle.