Tenis: Un juego familiar de amor, carácter y lecciones de vida
Tenis: Un asunto de familia
El tenis siempre ha sido parte de mi familia. Mi padre aprendió a jugar cuando era joven en Washington, D.C., en la década de 1930. Le encantaba el juego y lo practicó regularmente durante más de 55 años.
El tenis era más que un simple juego para mi padre. Era una forma de expresarse, enseñar lecciones de vida y conectar con amigos. Jugaba dobles un par de veces a la semana con seis u ocho amigos en un parque cercano.
Los amigos de mi padre eran un grupo interesante. Tenía un amigo que maldecía cuando fallaba un primer servicio y anunciaba que probablemente haría doble falta, lo que solía hacer. Mi padre pensó que el hombre se había echado una maldición.
Otro amigo siempre se daba el beneficio de la duda en las jugadas ajustadas. Mi padre no le tenía mucho aprecio y me sermoneaba sobre la mezquindad de carácter de ese hombre.
El tenis es un juego revelador. La forma en que jugamos es a menudo un reflejo de quiénes somos. Mi padre trató de enseñarnos a mi hermano y a mí cuándo ser pacientes y esperar nuestra oportunidad, y cuándo ser agresivos y cerrar para matar.
El juego exige un dominio de los propios impulsos y una calma en los momentos de ansiedad, lecciones útiles más allá de la cancha. Cuando jugaba en torneos juveniles, mi padre aparecía, no para entrenar, sino simplemente para estar allí en apoyo silencioso.
El tenis le dio a mi padre sus amigos, e hizo del tenis una parte integral de nuestra vida familiar. A todos nos encantaba jugar, en cierto grado porque era una forma de estar cerca de él.
Tenis: Un juego de carácter
El tenis es un juego de carácter. Revela nuestras fortalezas y debilidades, tanto dentro como fuera de la cancha.
Mi padre era un caballero dentro y fuera de la cancha. Siempre fue justo y respetuoso, incluso con sus oponentes. Me enseñó la importancia de la deportividad y la integridad.
Uno de los amigos de mi padre era un mal deportista. Maldecía y se insultaba a sí mismo cuando cometía un error. Mi padre tenía poca paciencia con él.
Otro amigo siempre estaba tratando de tomar atajos. Nunca traía pelotas a la cancha y a menudo trataba de salirse con la suya con jugadas cuestionables. Mi padre lo despreciaba por su falta de honestidad.
El tenis es un juego que puede enseñarnos mucho sobre nosotros mismos y sobre los demás. Puede ayudarnos a desarrollar nuestro carácter y convertirnos en mejores personas.
Tenis: Un juego de lecciones de vida
El tenis es un juego de lecciones de vida. Puede enseñarnos sobre la paciencia, la perseverancia y la importancia de la amistad.
Mi padre me enseñó a ser paciente. Solía decir: «El tenis es un juego de espera. Tienes que esperar tu oportunidad de golpear la pelota».
También me enseñó a perseverar. Decía: «Nunca te rindas. Incluso si estás perdiendo, sigue luchando hasta el final».
El tenis también me ha enseñado la importancia de la amistad. He hecho algunos de mis amigos más cercanos a través del tenis.
El legado de mi padre
Mi padre falleció hace unos años, pero su legado sigue vivo a través de su familia y amigos.
Me enseñó la importancia de la familia, el carácter y las lecciones de vida. Me mostró cómo ser una buena persona, un buen amigo y un buen padre.
Estoy agradecido por el tiempo que pasé con mi padre. Fue un gran hombre y nunca lo olvidaré.
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