Huella gigante: cómo las actividades humanas amenazan la salud de los ecosistemas
Uso del suelo e impacto humano
Los científicos estiman que el 80 por ciento de la superficie terrestre de la Tierra ahora lleva las marcas de las actividades humanas, desde carreteras y cultivos hasta torres de telefonía celular. Este uso generalizado de la tierra está teniendo implicaciones significativas para los ecosistemas del planeta.
Los estudios muestran que la sociedad se está apoderando de una parte cada vez mayor de los recursos biológicos del planeta para satisfacer las demandas humanas. Esto genera preocupación de que los cambios ambientales resultantes puedan socavar las funciones naturales de los ecosistemas terrestres, amenazando su capacidad a largo plazo para sostener la vida en la Tierra.
Dominio de la agricultura
La agricultura es la forma dominante de uso del suelo humano en la actualidad, con aproximadamente el 35 por ciento de toda la tierra libre de hielo que ahora se utiliza para cultivar y criar ganado. Esto representa un aumento significativo con respecto al 7 por ciento en 1700.
La intensidad del uso del suelo también es importante, ya que las prácticas más intensivas consumen más recursos. La agricultura moderna, por ejemplo, ha duplicado las cosechas mundiales de cereales en los últimos 40 años, pero solo mediante la expansión de las tierras de cultivo en un 12 por ciento. Este aumento de la producción se ha logrado mediante nuevas variedades de cereales, fertilizantes químicos, mecanización e irrigación, pero también ha provocado un mayor daño ambiental, incluida la degradación del suelo, el aumento del uso de pesticidas y la contaminación del agua.
Consumo de energía de biomasa
Un estudio reciente recopiló mapas espacialmente explícitos que indican no solo los tipos de uso local de la tierra en todo el mundo, sino también la cantidad de energía de biomasa, o productividad natural, consumida por diversas prácticas de uso de la tierra. Los resultados mostraron que los humanos utilizan el 25 por ciento de la energía trófica disponible en todos los ecosistemas terrestres, a pesar de ser solo una de las millones de especies del planeta.
Erosión global del suelo
Otro estudio sugiere que las tierras agrícolas del planeta pueden ser más frágiles de lo que se pensaba anteriormente. Los métodos agrícolas tradicionales basados en el arado están acelerando drásticamente la erosión global del suelo a tasas de 10 a 100 veces superiores a las tasas a las que se crea nuevo suelo.
Esto significa que la capa superficial del suelo podría desaparecer en tan solo unos cientos o miles de años. Si bien la tasa actual de erosión puede no ser evidente de inmediato, es un problema que debería preocupar a la sociedad durante los próximos siglos.
Agricultura de labranza cero como solución
Para contrarrestar la erosión del suelo, los expertos abogan por la adopción de la agricultura de labranza cero, que renuncia al uso de un arado para labrar el suelo. Este enfoque deja la capa superficial del suelo menos susceptible a la erosión y ofrece otros beneficios, como la mejora de la fertilidad del suelo y el aumento del almacenamiento de carbono.
Erosión del suelo y niveles de carbono
Durante años, los científicos han asumido que la erosión del suelo por la agricultura juega un papel en los niveles de carbono en la atmósfera. Sin embargo, la naturaleza exacta de este vínculo no se comprende bien. Algunos estudios han llegado a la conclusión de que la erosión global del suelo libera cantidades considerables de carbono a la atmósfera, mientras que otros han encontrado un considerable efecto «sumidero» de carbono.
Un estudio reciente que utilizó un nuevo método de análisis encontró que la erosión global del suelo agrícola tiene un efecto mínimo sobre los niveles de carbono en la atmósfera. Captura carbono, pero solo un fragmento, en cantidades muy por debajo de algunas estimaciones anteriores.
Conclusión
El impacto de las actividades humanas en los ecosistemas terrestres es innegable. La conversión generalizada de tierras para la agricultura, la intensidad de las prácticas de uso de la tierra y la erosión del suelo resultante están contribuyendo a los cambios ambientales que amenazan la sostenibilidad a largo plazo de la vida en la Tierra. Comprender estos impactos e implementar prácticas sostenibles de uso de la tierra es crucial para el futuro de nuestro planeta.