Juicio a Bruno Dey
Condenado un guardia de un campo de concentración nazi como cómplice de asesinato
En un juicio histórico, un tribunal alemán ha condenado a Bruno Dey, de 93 años, ex guardia de un campo de concentración nazi, como cómplice de asesinato en la muerte de 5.230 personas en el campo de concentración de Stutthof, en Polonia.
Dey, antiguo guardia de las SS, fue declarado culpable de apoyar conscientemente el asesinato de prisioneros asegurándose de que no escaparan ni se rebelaran. El veredicto supone uno de los últimos juicios sobre el Holocausto celebrados en Alemania, ya que los fiscales se apresuran para llevar ante la justicia a los responsables antes de que fallezcan.
Campo de concentración de Stutthof
Fundado en 1939, Stutthof fue el primer campo de concentración de guerra fuera de Alemania. Allí fueron recluidos más de 100.000 prisioneros, y más de 60.000 murieron por enfermedades, hambre, agotamiento y ejecuciones. Las víctimas fueron sometidas a terribles atrocidades, como el gaseamiento con Zyklon B, los fusilamientos y la denegación de asistencia médica.
Papel y condena de Dey
Dey trabajó como guardia de torre en Stutthof de agosto de 1944 a abril de 1945. Los fiscales argumentaron que desempeñó un papel crucial en la maquinaria de asesinatos del campo, aunque no cometiera directamente los asesinatos.
La jueza Anne Meier-Göring rechazó la afirmación de Dey de que no tenía más remedio que trabajar como guardia. Declaró que «apoyó conscientemente el asesinato insidioso y cruel de prisioneros» y que era «cómplice de este infierno creado por el hombre».
Sentencia y reacciones
Dey fue condenado a dos años de prisión suspendida debido a su avanzada edad y a su delicado estado de salud. El veredicto ha suscitado reacciones encontradas entre las víctimas y los supervivientes. Algunos expresaron su satisfacción por el hecho de que Dey rindiera cuentas por sus crímenes, mientras que otros se mostraron decepcionados por no haber recibido una condena más dura.
Marek Dunin-Wasowicz, superviviente de Stutthof, de 93 años, declaró: «No quiero sus disculpas, no las necesito». Ben Cohen, cuya abuela estuvo presa en Stutthof, calificó el veredicto de acto de «justicia simbólica».
Legado e investigaciones en curso
El juicio a Dey es uno de los últimos de una serie de enjuiciamientos de antiguos criminales de guerra nazis. Alemania no tiene prescripción para el asesinato, lo que permite a los fiscales seguir investigando y acusando a los responsables.
Actualmente, los fiscales alemanes están investigando otros 14 casos como el de Dey. Recientemente han acusado a un hombre de 95 años que también trabajó en Stutthof de crímenes de guerra. Estas investigaciones en curso demuestran el compromiso de Alemania de buscar justicia para las víctimas del Holocausto.
Importancia histórica
El juicio a Bruno Dey tiene una enorme importancia histórica. Subraya la importancia de responsabilizar a los autores de sus crímenes, incluso décadas después. También sirve como un recordatorio de los horrores infligidos a millones de personas durante el Holocausto y de la necesidad de combatir todas las formas de odio e intolerancia.