¿Evolucionó la mano humana como una máquina de romper huesos?
La evolución de la mano humana
Los científicos han creído durante mucho tiempo que la evolución de la mano humana, con sus pulgares oponibles únicos y sus dedos hábiles, está estrechamente relacionada con el desarrollo de herramientas de piedra hace unos 2,6 millones de años. Las herramientas de piedra, desde martillos toscos hasta afiladas lascas, se han atribuido al Homo habilis, una antigua especie humana conocida como el «hombre práctico».
Actividades de los primeros homínidos
Los primeros homínidos se dedicaron a diversas actividades relacionadas con las herramientas, como la caza, la búsqueda de alimento y la cocina. Sin embargo, un estudio reciente publicado en la revista Journal of Human Evolution sugiere que un comportamiento específico —romper huesos de animales para acceder a su médula— tuvo un impacto significativo en el desarrollo de la anatomía temprana de la mano.
Consumo de médula ósea y desarrollo de la mano
La médula ósea es un alimento nutritivo y de alto contenido energético. Los primeros humanos con manos más adecuadas para romper huesos y extraer médula pueden haber tenido una ventaja para sobrevivir a las duras condiciones de la prehistoria. Esta presión selectiva podría haber llevado a la evolución gradual de manos con mayor destreza y fuerza.
Romper huesos y destreza
Para probar esta hipótesis, los investigadores hicieron que 39 voluntarios realizaran diversas actividades de la era del Pleistoceno mientras llevaban un sistema manual de sensores de presión llamado Pliance. Este sistema les permitió medir la cantidad de presión ejercida sobre cada dedo durante actividades como romper nueces, adquirir médula y astillar sílex.
Resultados
Los resultados mostraron que el pulgar, el índice y el dedo medio desempeñaron constantemente un papel crucial en estas actividades. Romper huesos y producir lascas de sílex requirió los niveles más altos de presión, mientras que romper nueces requirió la menor. Esto sugiere que las exigencias de romper huesos pueden haber desempeñado un papel importante en la configuración de la destreza de la mano humana.
Comparación con los primates
Si bien los humanos modernos y los primates comparten pulgares oponibles, las longitudes de nuestros dedos difieren. Los simios y los monos tienen pulgares más cortos y dedos más largos, que son ideales para balancearse en los árboles. Por el contrario, los humanos tienen pulgares alargados y dedos más cortos, que están diseñados para un agarre de precisión. Curiosamente, un estudio de 2015 encontró que la mano de nuestro ancestro común se parecía más a los humanos que a los primates, lo que sugiere que la mano humana es más «primitiva».
Monos capuchinos y herramientas de piedra
Las recientes observaciones de monos capuchinos en Panamá utilizando herramientas de piedra para romper mariscos y otros alimentos ponen de relieve la diversidad del uso de herramientas entre los primates no humanos. Este descubrimiento se suma a la creciente evidencia de que el uso de herramientas no es exclusivo de los humanos, sino que ha evolucionado independientemente en diferentes especies.
Conclusión
El estudio sobre el consumo de médula ósea y el desarrollo de la mano arroja luz sobre la naturaleza multifacética de la evolución de la mano humana. La fabricación de herramientas de piedra ciertamente influyó en el desarrollo de las manos de nuestros ancestros, pero no se puede pasar por alto la importancia de la adquisición de médula. La evolución de la mano humana es una historia compleja, moldeada por una combinación de presiones ambientales, ventajas selectivas y avances tecnológicos.