La peculiar historia de las jirafas en la China del siglo XV
Durante la breve época dorada de exploración de la dinastía Ming, la corte imperial china recibió a dos visitantes extraordinarios: jirafas. Estas criaturas exóticas, procedentes de tierras lejanas, despertaron fascinación y encendieron un intercambio cultural que dejó una huella duradera en la historia china.
Jirafas como qilin: un encuentro mítico
Para el emperador Yongle, las jirafas tenían un extraño parecido con el mítico qilin, una criatura benévola venerada en el folclore chino. Con sus cuernos cubiertos de piel, cuerpo de ciervo, pezuñas hendidas y pelaje vibrante, la jirafa parecía encarnar muchos de los atributos del qilin.
Aunque el emperador reconoció las similitudes, mantuvo una perspectiva pragmática, enfatizando la importancia del buen gobierno sobre los signos sobrenaturales. No obstante, la asociación entre las jirafas y el qilin persistió, lo que aumentó su atractivo y significado.
La Flota del Tesoro y los viajes de Zheng He
Las jirafas llegaron a China a bordo de la legendaria «Flota del Tesoro» del almirante Zheng He, una formidable armada que navegó hasta el Cabo de Buena Esperanza. Las expediciones de Zheng He, encargadas por el emperador Yongle, desempeñaron un papel fundamental en la expansión del alcance marítimo de China y el fomento de los lazos diplomáticos con naciones extranjeras.
En su cuarto viaje, Zheng He se encontró con enviados de Malindi, una ciudad costera en la actual Kenia. Como gesto de tributo, los enviados obsequiaron a los chinos una jirafa, que fue aceptada con entusiasmo y transportada de regreso a la corte imperial.
Las jirafas en la Ciudad Prohibida
Las jirafas se convirtieron en preciadas posesiones del emperador, quien las alojó en el exclusivo jin-yuan, o jardines prohibidos, dentro del extenso complejo de la Ciudad Prohibida. Estos animales exóticos se unieron a una colección de otras criaturas, incluidos elefantes, rinocerontes, osos, loros, pavos reales y avestruces, todos símbolos de la riqueza y el poder del emperador.
Un encargo especial: el retrato de la jirafa
Reconociendo la singularidad de las jirafas, el emperador Yongle encargó a un artista de la corte que capturara su imagen. La pintura resultante, que aún existe en la actualidad, ofrece una visión fascinante de cómo los chinos percibían a estos visitantes extranjeros.
Si bien se adhiere a la iconografía tradicional de qilin, el artista también incorporó distintas características de jirafa, como su cuello largo y su pelaje manchado. Esta fusión artística refleja la interacción entre el mito y la realidad, ya que los chinos luchaban por reconciliar sus creencias existentes con la nueva criatura que tenían ante sí.
El destino de las jirafas
El destino de las jirafas después del final de la exploración china permanece envuelto en misterio. Con el cambio de la dinastía Ming hacia el aislacionismo en 1433, la era de las expediciones marítimas llegó a su fin. No existen registros que arrojen luz sobre el destino final de las jirafas.
Sin embargo, el legado perdurable de estos extraordinarios animales se puede ver en el impacto cultural que dejaron. La llegada de las jirafas a China despertó una fascinación por el mundo natural, fomentando una mayor apreciación por la diversidad de la vida en la Tierra.
El legado perdurable de las jirafas
La historia de las jirafas en la China del siglo XV es un testimonio del poder del intercambio cultural y la capacidad humana de asombro y adaptación. Estas criaturas exóticas, una vez percibidas como seres míticos, se convirtieron en símbolos de exploración, diplomacia y la perdurable fascinación por lo desconocido.
Su presencia en la corte imperial, capturada en el icónico retrato de la jirafa, sirve como un recordatorio de la interconexión del mundo y el legado perdurable de la época dorada de exploración de China.