La leyenda de Jesús en Japón
Los años perdidos y la llegada a Japón
Según el folclore local de la remota aldea japonesa de Shingo, Jesucristo no murió en la cruz, sino que viajó a Japón durante sus «años perdidos», un período de 12 años del que no se tiene constancia en el Nuevo Testamento. Se cree que Jesús llegó por primera vez a Japón a la edad de 21 años para estudiar teología. Según se informa, se convirtió en discípulo de un gran maestro cerca del monte Fuji y aprendió el idioma japonés y la cultura oriental.
Vida en Japón
Después de regresar a Judea, se dice que Jesús escapó de la crucifixión cambiando de lugar con su hermano, Isukiri. Luego huyó de regreso a Japón con recuerdos de su tierra natal, incluida la oreja de su hermano y un mechón de cabello de la Virgen María.
Al llegar a la aldea de Shingo, Jesús se retiró a una vida en el exilio. Adoptó una nueva identidad y formó una familia, viviendo su vida natural ministrando a los necesitados. Se le describe con una cabeza gris calva, un abrigo de muchos pliegues y una nariz distintiva, lo que le valió el apodo de «duende de nariz larga».
La tumba de Jesús
Cuando Jesús murió, su cuerpo quedó expuesto en la cima de una colina durante cuatro años. Luego, sus huesos fueron enterrados en una tumba, que ahora está coronada por una cruz de madera y rodeada por una cerca de estacas. Aunque no se cree que el Jesús japonés haya realizado milagros, algunos especulan si pudo haber convertido el agua en sake.
Evidencias y controversias
La leyenda de Jesús en Japón está respaldada por varias afirmaciones. Se dice que las antiguas tradiciones de las aldeas, como usar túnicas parecidas a togas y velar a las mujeres, se asemejan a las de la Palestina bíblica. Según se informa, el dialecto local contiene palabras similares al hebreo, y el antiguo nombre de la aldea, Heraimura, está vinculado a una diáspora temprana del Medio Oriente.
Sin embargo, algunos eruditos cuestionan la autenticidad de estas afirmaciones. El presunto último testamento y testamento de Jesús, descubierto en 1936, fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial, dejando solo transcripciones modernas. Además, el período Yayoi de Japón, cuando se dice que vivió Jesús, carecía de un lenguaje escrito.
El sintoísmo de Estado y el culto a Cristo
Durante el período imperialista de Japón, el gobierno promovió el sintoísmo de Estado, utilizando la religión para reforzar la unidad nacional. Esto llevó a intentos de demostrar la superioridad de Japón sobre otras culturas, incluido el descubrimiento de la tumba de Moisés y siete pirámides antiguas en Shingo.
El culto a Cristo en Shingo es visto como un reflejo de la capacidad de la religión popular japonesa para absorber influencias extranjeras. Si bien tiene poco que ver con el cristianismo tradicional, le ha dado a la aldea un sentido de identidad.
Navidad en Japón
La temporada navideña en Japón ha adquirido un significado único, despojada de su importancia cristiana. Es un momento de decoraciones festivas, luces brillantes y citas románticas. Si bien muchos jóvenes ignoran el ejemplo casto de María, otros celebran la festividad de manera secular, con adornos y pollo frito de Kentucky.
La familia Sawaguchi y la leyenda
Junichiro Sawaguchi, el miembro de mayor edad de la familia Shingo considerado descendiente directo de Jesús, es un devoto budista que nunca ha ido a una iglesia ni ha leído la Biblia. Cuando se le pregunta sobre la historia de Jesús en Japón, permanece tímido y dice: «No lo sé».
La respuesta de Sawaguchi refleja la tendencia japonesa a ser discreto al expresar opiniones sobre temas polémicos. Si bien la tumba de Cristo le ha dado a Shingo un sentido de identidad, reconoce que, en última instancia, es una cuestión de fe.