Muere la persona más anciana del mundo, una monja francesa, a los 118 años
Primeros años de vida y conversión al catolicismo
Lucile Randon, conocida como hermana André, nació en 1904 en una familia protestante no practicante. A pesar de su educación, más tarde se convirtió al catolicismo y se unió a una orden eclesiástica en 1944. Tomando el nombre de André en honor a su hermano fallecido, dedicó su vida al cuidado de huérfanos y ancianos en un hospital local.
Superviviente de guerras y pandemias
La extraordinaria vida de la hermana André abarcó dos guerras mundiales y varias pandemias. Fue testigo de los horrores de la guerra y del impacto devastador de la pandemia de gripe de 1918. Sin embargo, su fe y su resistencia la sostuvieron durante estos desafíos.
Recuperación de la COVID-19 y últimos días
En 2021, a la edad de 116 años, la hermana André dio positivo en la prueba de COVID-19. A pesar de su avanzada edad, permaneció asintomática y se recuperó por completo. Durante su enfermedad, expresó más preocupación por el bienestar de sus compañeros residentes en la residencia de ancianos que por el suyo propio.
En sus últimos días, los pensamientos de la hermana André se dirigieron a sus seres queridos fallecidos. Habló de su deseo de reunirse con ellos y expresó su esperanza de que las víctimas de la pandemia encontraran fuerza e inspiración en su historia.
Legado de servicio y compasión
La vida de la hermana André fue un testimonio del poder del servicio y la compasión. Durante casi tres décadas, se dedicó a cuidar a los miembros más vulnerables de la sociedad. Su fe inquebrantable y su capacidad de encontrar alegría frente a la adversidad inspiraron a quienes la rodeaban.
Secretos de la longevidad
Aunque se desconocen las razones exactas de la extraordinaria longevidad de la hermana André, ella la atribuyó en parte a su fe, su actitud positiva y su consumo moderado de vino tinto. También destacó la importancia de mantener un estilo de vida activo y rodearse de seres queridos.
Las personas más ancianas del mundo
La hermana André ostentó el título de la persona más anciana conocida del mundo hasta su fallecimiento. La última persona en ostentar ese título fue la japonesa Kane Tanaka, que falleció a la edad de 119 años en 2022. Actualmente, la persona más anciana del mundo es María Branyas Morera, una mujer de 115 años nacida en Estados Unidos y que actualmente reside en España.
Impacto de la dieta y el estilo de vida en la longevidad
Si bien la genética juega sin duda un papel en la longevidad, la historia de la hermana André sugiere que la dieta y el estilo de vida también tienen un impacto significativo. Su afición al vino tinto, así como su estilo de vida activo y su actitud positiva, pueden haber contribuido a su larga y saludable vida.
El fin de una era
Con el fallecimiento de la hermana André, una era ha llegado a su fin. Fue un testimonio viviente de la resistencia del espíritu humano y una fuente de inspiración para innumerables personas en todo el mundo. Su legado de servicio, compasión y longevidad seguirá siendo celebrado durante generaciones.