Nueva investigación reconstruye un cerebro de dinosaurio del tamaño de un guisante
Descubrimiento de un cráneo bien preservado
Los científicos han reconstruido el cerebro de un dinosaurio primitivo, Buriolestes schultzi, gracias al descubrimiento de un fósil con un cráneo inusualmente bien preservado. El cráneo pertenecía a un carnívoro del tamaño de un zorro que vivió en lo que hoy es Brasil hace unos 230 millones de años.
La tomografía computarizada revela la estructura del cerebro
Mediante el uso de tomografías computarizadas (TC), los investigadores pudieron mapear la forma de la caja craneana y determinar cómo habría encajado el cerebro en su interior. Los detalles de la forma del cráneo proporcionaron pistas sobre los tamaños de las diferentes estructuras cerebrales.
Comparación con animales modernos
El cerebro del Buriolestes tenía una estructura similar a la de un cocodrilo, con una parte importante dedicada al procesamiento de la visión y relativamente poca al sentido del olfato. En comparación, un zorro de tamaño similar tiene un cerebro mucho más grande, con un peso de 53 gramos en comparación con los 1,5 gramos del Buriolestes.
Evolución del cerebro de los dinosaurios
Con el tiempo, los descendientes del Buriolestes evolucionaron hasta convertirse en gigantescos saurópodos herbívoros. Mientras los dinosaurios crecían, sus cerebros no seguían el ritmo. Los saurópodos como el Brontosaurus tenían cerebros del tamaño de pelotas de tenis, a pesar de su enorme tamaño de hasta 100 toneladas y 110 pies de longitud. Esta tendencia es inusual, ya que la evolución suele favorecer cerebros más grandes con el tiempo.
Adaptaciones sensoriales
El nuevo estudio también reveló cambios en la estructura del cerebro entre el Buriolestes y los saurópodos. Mientras que el Buriolestes tenía pequeños bulbos olfativos, los saurópodos tenían grandes, lo que indica un mejor sentido del olfato con el tiempo. Este desarrollo puede estar relacionado con la adquisición de comportamientos sociales más complejos o con la mejora de las capacidades de búsqueda de alimento.
Visión y seguimiento de presas
Los investigadores especulan que el procesamiento de la visión fue crucial para el Buriolestes como cazador, ya que necesitaba rastrear presas y evitar carnívoros más grandes. Por el contrario, los saurópodos, que sólo comían plantas, tenían menos necesidad de una visión aguda. Los dinosaurios carnívoros posteriores, como los velociraptores y el Tyrannosaurus rex, tenían cerebros más grandes que el Buriolestes, lo que refleja sus estrategias de caza más avanzadas.
Importancia del descubrimiento
El nuevo estudio aporta valiosos conocimientos sobre la evolución temprana del cerebro de los dinosaurios y los sistemas sensoriales. Destaca la importancia de los cráneos de dinosaurio conservados en la investigación del cerebro y arroja luz sobre la relación entre el tamaño del cerebro, el tamaño del cuerpo y el comportamiento de estos animales prehistóricos.