Lampreas marinas: Una amenaza constante para los Grandes Lagos
Sanguijuelas invasoras
Las lampreas marinas, peces parásitos nativos del Océano Atlántico, se han convertido en una gran amenaza para el ecosistema de los Grandes Lagos. Fueron introducidas por primera vez en los lagos en el siglo XIX a través de canales de envío y desde entonces se han extendido por todo el sistema.
Impactos destructivos
Las lampreas marinas se adhieren a los peces usando sus bocas de ventosa y raspan su carne con sus lenguas afiladas, alimentándose de su sangre y fluidos corporales. Una sola lamprea marina puede matar hasta 40 libras de pescado por año. Sus voraces hábitos alimenticios han devastado las poblaciones de peces en los Grandes Lagos, particularmente la trucha y el pescado blanco.
Desafíos para el control de la población
Desde 1958, la Comisión de Pesca de los Grandes Lagos ha implementado un programa de control dedicado para combatir la población de lamprea marina. La lampricida, un pesticida diseñado específicamente para atacar a las larvas de lamprea marina, se ha utilizado junto con trampas y barreras para reducir su número. Estos esfuerzos han reducido con éxito la población de lamprea marina en un 90-95% en la cuenca de los Grandes Lagos.
Interrupción por la COVID-19
Las restricciones de viaje durante la pandemia de COVID-19 obstaculizaron la aplicación de la lampricida y otras medidas de control, lo que provocó un resurgimiento de la población de lamprea marina. Este aumento se hizo evidente en 2022 debido al retraso de dos años en el ciclo de desove de los animales.
Esfuerzos continuos de control
A pesar de los desafíos planteados por la COVID-19, la Comisión de Pesca de los Grandes Lagos ha reanudado su agresivo programa de control en 2022 y 2023. Tienen la esperanza de que el reciente aumento de la población haya sido un problema temporal y que las medidas de control continúen manteniendo bajo control la población de lamprea marina.
Papel ecológico en su rango nativo
En su hábitat nativo del Océano Atlántico, las lampreas marinas juegan un papel beneficioso como especies clave e ingenieras de ecosistemas. Apoyan tanto los ecosistemas acuáticos como terrestres proporcionando alimento a otras criaturas y creando hábitats de desove para los peces. Sus larvas también ayudan a mantener la calidad del agua.
Resiliencia evolutiva
Las lampreas marinas han existido en la Tierra durante más de 340 millones de años y han sobrevivido a cuatro grandes eventos de extinción. Han permanecido prácticamente sin cambios desde que evolucionaron, lo que demuestra su notable resistencia evolutiva.
Expansión histórica en los Grandes Lagos
Las lampreas marinas se documentaron por primera vez en los Grandes Lagos en 1835 en el lago Ontario. Las Cataratas del Niágara sirvieron inicialmente como una barrera natural para su propagación, pero las mejoras en el Canal Welland en 1938 les permitieron sortear las cataratas e invadir todo el sistema. Para la década de 1960, las lampreas marinas habían devastado la pesquería de truchas en la parte superior de los Grandes Lagos, reduciendo la captura de truchas lacustres de 15 millones de libras a solo medio millón de libras.
Impactos económicos
La disminución de las poblaciones de peces debido a las lampreas marinas ha tenido un impacto económico significativo en la industria pesquera de los Grandes Lagos. La reconstrucción de la pesquería mediante esfuerzos de control ha llevado a un resurgimiento en la economía pesquera, beneficiando tanto a los pescadores comerciales como a los recreativos.
Vigilancia continua
Si bien la Comisión de Pesca de los Grandes Lagos ha logrado un progreso significativo en el control de la población de lamprea marina, es necesaria una vigilancia continua para evitar futuros brotes. La comisión se compromete a monitorear la población e implementar medidas de control adaptativas según sea necesario para proteger el ecosistema de los Grandes Lagos y sus valiosas pesquerías.