Karakórum: capital del Imperio mongol
Descubrimiento y cartografía
Las ruinas de Karakórum, la capital del Imperio mongol del siglo XIII, han fascinado durante mucho tiempo a los arqueólogos. Sin embargo, las pruebas físicas de la ciudad han sido ignoradas en gran medida en favor de los relatos escritos de viajeros europeos.
Ahora, por primera vez, los investigadores han utilizado métodos avanzados de geofísica para crear un mapa detallado de Karakórum. Los hallazgos, publicados en la revista Antiquity, amplían en gran medida nuestro conocimiento de esta abandonada ciudad euroasiática.
Fundación y significado
Gengis Kan fundó Karakórum alrededor de 1220 d. C. como un campamento de yurtas estratégicamente ubicado en el valle del río Orkhon. Reconociendo su potencial, su hijo y sucesor, Ögödei, eligió Karakórum como la capital del Imperio mongol.
Con el tiempo, Karakórum se convirtió en una metrópolis próspera que acogió a diplomáticos, comerciantes y viajeros de toda la Ruta de la Seda. Los artesanos chinos y los comerciantes musulmanes contribuyeron a su grandeza, construyendo un lujoso palacio y otras impresionantes estructuras.
Cartografía geofísica avanzada
El autor principal, Jan Bemmann, y su equipo utilizaron un SQUID (dispositivo de interferencia cuántica superconductor) para inspeccionar un área de 465 hectáreas, creando un mapa de restos no excavados debajo de la superficie. Combinados con fotografías aéreas, registros históricos y estudios previos, estos datos proporcionaron una vista detallada de la densidad y estructura de Karakórum.
Diseño y características de la ciudad
El nuevo mapa permite a los investigadores identificar dónde alguna vez estuvieron grandes edificios de ladrillo y dónde alguna vez los caminos atravesaron el terreno. Los barrios de élite estaban ubicados dentro de las murallas de la ciudad, mientras que los asentamientos de suministros y los sitios de producción se extendían hacia el valle del río Orkhon circundante.
«No solo estamos hablando de una ciudad imperial, sino de un valle imperial», dijo Bemmann.
Relato de Guillermo de Rubruck
Guillermo de Rubruck, un monje franciscano flamenco, visitó Karakórum en 1254 y describió su grandeza en sus escritos. Le impresionó especialmente una gran fuente de plata con forma de árbol que dispensaba bebidas como vino y leche de yegua.
Influencia y legado mongoles
El poder militar de los mongoles y el talento para reunir personas hábiles de los territorios conquistados contribuyeron a la prosperidad de Karakórum. Sin embargo, confiaron en sus cautivos para que los asesoraran en la construcción de la ciudad, ya que eran principalmente nómadas.
Curiosamente, un 40 por ciento completo de la tierra dentro de las murallas de la ciudad de Karakórum quedó vacío, quizás reflejando la herencia nómada de los mongoles. En el siglo XV, Karakórum había sido prácticamente abandonado.
Exploración y reconstrucción modernas
La ubicación precisa de la ciudad fue redescubierta en 1889, pero el trabajo arqueológico ha sido limitado. La nueva reconstrucción digital de Karakórum, basada en el mapa geofísico, proporciona una herramienta valiosa para comprender el diseño y la historia de la ciudad.
«Fue asombroso presenciar la creciente extensión del mapa día a día», dijo Bemmann. «Con cada pieza de la ciudad añadida, nuestra comprensión crecía».
El mapa detallado de Karakórum ofrece información sobre la influencia del Imperio mongol, el papel de los cautivos hábiles en la construcción de la ciudad y el legado perdurable de esta capital que alguna vez fue grandiosa.