El asesinato de Benjamin J. Burton: Una tragedia de la Edad Dorada
La víctima: Un emprendedor pionero
Benjamin J. Burton fue una figura prominente en Newport, Rhode Island, durante la Edad Dorada. Como hombre de negocios y emprendedor exitoso, había amasado una fortuna considerable y era ampliamente considerado como el hombre de negocios afroamericano más rico del estado. Burton había establecido varios negocios, incluida una empresa de transporte y traslado que se convirtió en una parte vital del sistema de transporte de Newport.
El crimen: Un asesinato brutal
El 6 de octubre de 1885, Burton fue encontrado muerto en su casa en Levin Street. Había recibido dos disparos, uno en la cabeza y otro en el pecho. El asesinato conmocionó a la comunidad y envió ondas de miedo e incertidumbre a través de Newport.
La investigación: Una red de sospechas
Las autoridades inicialmente sospecharon de suicidio, pero una mayor investigación reveló inconsistencias en esta teoría. Los familiares y conocidos de Burton insistieron en que había estado de buen humor y no había expresado ningún pensamiento suicida.
Patrick J. Galvin, un joven abogado defensor conocido por su defensa de los desfavorecidos, se involucró en el caso y comenzó a sospechar de un delito. Convenció a las autoridades de exhumar el cuerpo de Burton y realizar una autopsia, que reveló que las heridas de bala no eran consistentes con el suicidio.
Los sospechosos: Un esposo y una esposa con secretos
La investigación de Galvin pronto se centró en la hija de Burton, Maria Burton Dorsey, y su esposo, Allen Dorsey. Allen era un estudiante de medicina que se había casado recientemente con Maria. La pareja había estado luchando financieramente y había rumores de que Allen había estado presionando a Burton para obtener una dote sustancial.
El juicio: Una batalla de ingenio
Allen y Maria Dorsey fueron arrestados y acusados del asesinato de Burton. Su juicio se convirtió en un evento sensacional, con los prominentes abogados William Paine Sheffield Jr. y Patrick J. Galvin representando la defensa y la acusación, respectivamente.
Galvin presentó evidencia contundente de que Allen Dorsey había matado a Burton para obtener la dote. Llamó a testigos que testificaron sobre los problemas financieros de Allen y sus amenazas contra Burton. Maria Dorsey finalmente confesó su participación en el complot, revelando que había escuchado a su padre hablar sobre una póliza de seguro de vida que podría proporcionar a Allen el dinero que necesitaba.
El veredicto: Culpables
Después de un juicio prolongado, el jurado encontró a Allen y Maria Dorsey culpables de asesinato. Ambos fueron condenados a cadena perpetua.
Las secuelas: Un legado de tragedia
El asesinato de Burton dejó una cicatriz duradera en Newport. Su legado como emprendedor pionero fue eclipsado por las trágicas circunstancias de su muerte. Allen Dorsey mantuvo su inocencia hasta el día de su muerte, afirmando que su motivo era un secreto que se llevaría a la tumba. Maria Dorsey murió en prisión dos años después de su condena.
El caso de Benjamin J. Burton es un recordatorio del lado oscuro de la Edad Dorada, una época de gran riqueza y prosperidad pero también de secretos ocultos y actos desesperados.